Alice tenía diferentes visiones a cada minuto, podía verlo en la cara de Edward como nuestro futuro cambia, la incertidumbre de saber si era para bien o para mal podía conmigo. Procuraba no hacer muchas preguntas y así mantener a los aquelarres tranquilos en los alrededores de la casa de los Cullen.
Los más Fuertes estaban en la parte de atrás entrenando con los lobos y entre ellos, aunque los años habían pasado todos estaban en forma, las amazonas hacían que los demás vieses los diferentes lugares en los que ellas habían pasado largas temporadas, no todos los vampiros eran nómadas. Ellos estaban encantados de ver todos y cada uno de esos lugares tan maravillosos. Otros simplemente andaban rastreando la zona para así mantenernos seguros o charlando entre ellos.
Esme y Rosalie trataban de hacer sentir a todos como en casa atendiendo todas las peticiones, menos mal que no es humano y están acostumbradas, si no sería agotador. De vez en cuando alejaban un poco a Alice para intentar distraerla, la pobre no hacia vida viendo como nuestro futuro iba de un lado a otro, en esos ratos que los demás intentaban distraerla yo aprovechaba el momento para estar con mi intranquilo esposo.
Emmet trataba de demostrar su fortaleza física, la verdad es que siempre fue un vampiro fuerte, uno de los más fuertes de todos los que había visto, claro casi todos los que yo conocía tenían algún tipo de poder o de don. Nahuel también se había acercado hasta nuestra casa, había vampiros rodeándolo ansiosos, todos escuchaban la historia de su búsqueda para encontrar a mas como él y Nessy, y lo cierto es que nos distraía cada vez más, incluso a mí.
Nahuel había conocido a más mujeres y hombres por el sur de África como él y mi hija, y me agradaba saber que no eran únicos, me preguntaba si sería una nueva especie de vampiros y humano incluso más fuertes que los propios vampiros. Contaba sobre descendencia de progenitores igual que él. Eso llamo a todos la atención.
- ¡Que curiosa es la vida! Nunca pensé que había tantos híbridos como yo viviendo entre Humanos.
- Reía Zafrina escuchando las historias de Nahuel.
De pronto me entro sed, la garganta me quemaba cada centímetro del cuerpo, aquel recuerdo de Nahuel a sangre humana hizo que todos los que hacía días no salíamos de caza nos encontráramos sedientos. Se decidió hacer partidas de caza por turnos. No todos estaban con sed, ya que hacía poco que habían llegado, así que organizamos dos partidas de 5 vampiros cada una. No nos sentíamos en peligro, pero salir en diferentes partidas nos hacía más fuertes ante cualquier peligro que pudiese debilitar al clan.
Mientras saltaba de árbol en árbol y corría por el bosque entre los árboles en busca de una presa sabrosa que quitara este dolor, aquel que como mi esposo había descrito una vez a Jake, era como si me pusieran una plancha ardiendo en la garganta. Pensé en mi pequeña, aquella que tenían secuestrada los malditos Vulturis, ofuscada pensé en las condiciones que la encontraría, quizá habían hecho algún tipo de experimento con ella o quizá, estuviese pasando frio, o a mi temor, sin nada que comer o beber ya que ella se había acostumbrado muy bien a la comida humana gracias a Jake. Me entristecía pensar que Aro la pudiese haber matado atacando a su parte humana, su corazón.
Un aroma delicioso llego como por arte de magia, me agazape sobre una gran roca en lo alto de un monte, había grandes pinos y muchas piedras, ¿una cabra? No, no podía ser, era mucho más delicioso, cerré los ojos, inspire lo más profundo que pude y localice el corazón, no era humano, de pronto, se movía, ese aroma lo conocía, era un puma, un delicioso carnívoro puma, me acerque sigilosa, esa especie tiene un gran oído, pero nada que hacer con un vampiro, me abalance sobre él y solo pudo emitir un grito sordo y agónico hasta que su corazón dejo de latir. Aquel gran puma que fue parte de mi cena, logro saciar la sed que tenía al principio. Busque a mis compañeros de caza para volver a la casa de los Cullen.
– Senna, Tania, Kate, Eleazar. ¡Es la hora de irse! Grite.
– Esta bien salgamos para casa nos estarán esperando.
Estábamos todos bien alimentados, nos sentíamos fuertes para comenzar el viaje hasta Italia, allí no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar ni cuantos días estaríamos esperando nuestro momento para aniquilar a los Vulturis.
Jack y las manadas habían cogido ya el primer vuelo, llegarían antes que nosotros y vigilarían los alrededores del castillo donde tenían retenida a mi pequeña hija Reneesme. Los lobos estaban animados, la otra vez que habíamos tenido la oportunidad de eliminar a los Vulturis ellos se quedaron con ganas de hacer desaparecer a los mafiosos del clan, y reconociéndolo yo también, no me gustó nada la forma que habían tratado a mi familia y a nuestros conocidos, todos eran buenas personas y nadie merecía el final que Aro tenía pensado darnos a todos por culpa de Irina.
– Hola, ¿bella? Estamos en Volterra, estamos listos para cuando lleguéis.
– Jake, soy Edward, rastread, y manteneos a una distancia para que no puedan oleros, vigilad la zona.
– Sí, estamos trazando nuestra estrategia para no ser vistos, tranquilo chupasangre.
– No estoy para bromas perrito. Añadió Edward y colgó el teléfono
– Jake ha llamado, están listos y a la espera que lleguemos, mantendrán distancias y estarán vigilando.
Nadie dijo nada, todos sabíamos que necesitábamos a los licántropos para salir victoriosos de la lucha que íbamos a mantener con ellos.
Después de recibir la llamada de Jake desde Italia nuestra familia y los demás clanes decidimos salir desde Forks a Italia, unos decidieron ir por mar, nadando y otros decidimos coger y reservar los billetes de vuelo, algo en que Carlise ya se había ocupado para que ninguno de nuestros amigos tuviese que hacerse cargo de los gastos, aunque después de saber que las Amazonas iban a ir por mas, llamo a la compañía aérea para cancelar sus plazas….