Capitulo 10    UNA DECISIÓN DIFÍCIL
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Ya habían transcurrido poco más de seis años desde mi transformación.

Me resultaba increíble, estábamos en Rochester. La mudanza y la despedida me resultaron tan difíciles como lo esperaba.
Nuestra familia seguía igual de unida que siempre y mi relación con Edward no había cambiado en nada.
Aún me costaba mucho hacerme a la idea de perder a mis padres antes de tiempo, como había pasado con René, que sólo tenía noticias mías por medio de Charlie o por correo electrónico. Por lo menos me consolaba el hecho de que mi padre había oficializado su noviazgo con Sue hace tres años, por lo que pasaría sus últimos días acompañado y sobre todo bien alimentado. También había ganado dos hermanastros. Seth era el hermano que yo siempre había deseado tener, y en cuanto a Leah se había ido a vivir con Nahuel por lo que la veíamos sólo para las fiestas ya que ella prefería pasarlas en compañía de su familia.

En cuanto a Nessy por extraño e incómodo que nos resultara parecía cada vez más unida a Jake y habían oficializado su compromiso, ya que ahora parecía sólo dos años menor que yo, y de todas formas no había manera de impedirlo, aunque Edward hubiera deseado hacerlo, secretamente claro está.
Renesmee estudiaba por su cuenta y era muy inteligente, pero por su anormal madurez no había ido a ningún instituto.
Edward se quejaba conmigo por las noches cuando asistía a los pensamientos que mi hija sin darse cuenta le mostraba…

– Bella, por el amor de todo lo sagrado.me dijo esa noche

– Por favor, si valoras mi salud, ya sabes lo que debes hacer… y lo que debía hacer era utilizar mi escudo para cubrir la mente de mi hija, que al igual que yo solía hacerlo, soñaba con el hombre de su vida otra vez.
– Edward…comencé a regañarlo pero me cortó.
– Ay, por favor, no me vengas otra vez con eso de: LeahSi te molestan sus pensamientos deja de escucharlosLeah hizo una perfecta imitación de mi tono de voz.

– Porque si pudiera evitarlo lo haría con gusto

Le sonreí con mofa, y él estaba que echaba chispas.
– Eres aún más hermoso cuando te enojas. Le dije mientras le acariciaba el rostro tratando de calmarlo.
Luego de un momento suspiró y me besó suavemente.
– ¿Te importaría que cambiemos un poco la rutina esta noche?– dije y supe que ya estaría leyendo la idea en mi mente.
– No, estaría bien, necesito despejar un poco la mente y la velocidad de tu Ferrari sería de gran ayuda–
– Bueno pero…
– Tu conduces. Completó

– Yo lo haré de regreso agregó.

Le saqué la lengua. Ese gesto se me había pegado de Alice. Si había algo que me molestaba era que no me dejara terminar las frases y él lo sabía. Se carcajeó.
Esperé a que estuviéramos en el coche para volver a poner mi escudo en su lugar.
– Oh…dijo lastimosamente cuando el flujo de mis pensamientos se interrumpió.
– Eso te ganas por burlarte de mí. Le dije y sonrió ante mi tono de enfado.

Conducía por la autopista a toda velocidad y realmente lo disfrutaba, pero no necesitaba ver la carretera y sólo una pequeña parte de mi mente se ocupaba de la conducción, así que lo único que podía hacer era mirar a Edward. Y la forma en que él me miraba no me ayudaba a concentrarme en la adrenalina que me producía la velocidad.
En un movimiento involuntario llevé mis dientes sobre mi labio inferior.
Él comenzó a respirar agitadamente y sus ojos ardían con pasión contenida.
Sin pensarlo ni un segundo aparqué el coche en el borde del camino y al siguiente estábamos basándonos apasionadamente.

Su cuerpo parecía temblar bajo mis caricias y sus labios ardían sobre los míos. Esto no se parecía a nada que hubiera sentido nunca, era una necesidad inalienable. Era casi vergonzoso, no había durado nada mi resolución, y mucho menos la suya.

Cuando nos apartamos ambos nos reímos nerviosamente.
– Esto es realmente enfermizo. Dijo entre jadeos

– Y yo que solía quejarme de Rose y Emmet, falta poco para que cumplas tus primeros diez años, y me siento igual que como si fuera el primer día a tu lado.
– Es verdad. Pero me avergonzaría si alguien se enterara, por lo demás no me molesta en lo más mínimo. Le contesté mientras acariciaba su rostro.
–Sí, tampoco a mí. Dijo él mientras recorría una y otra vez el borde de mi rostro con sus labios…

Cuando poco a poco la oscuridad de la noche dio paso a la luz del nuevo día me aparté de él para decir:

– Deberíamos regresar.
– Mmm… está bien, dijo y se apartó de mí.
Cuando estuve lista le di arranque al coche, sabiendo lo que pasaría.
– Ah no, la vuelta era mía ¿Recuerdas? y me sonrió.
–Está bien. Dije y cambiamos de lugar.
Al entrar en casa me sorprendió encontrar a Ness levantada y con un gran despliegue de fotos sobre la mesa.
– ¿Qué es todo esto? pregunté con una sonrisa en la voz.
– Sólo curiosidad. Respondió.

– Vengan quiero que vean esto.
Había encontrado una foto mía de niña que se parecía mucho a una de ella.
– Son muy parecidas ¿cierto?
– Sí, pero tú eres mucho más hermosa, dije.
–Yo no estoy de acuerdo, las dos son igual de bonitas. Agregó Edward.
– La voy a conservar. Dijo mi hija con una sonrisa en los labios

– Quedé en ir a ver a la tía Rose, dijo que tenía algo para mí. Dijo mientras se dirigía a la puerta.

– ¿Nos vemos allí?
–Está bien, en un momento te alcanzamos. Dijo Edward.
Nessy había dejado abierto sobre la mesa el álbum del que había sacado la fotografía. En la misma página había una foto de mi madre, distraídamente la acaricié con la punta de mi dedo.
Al notarlo Edward me rodeo la cintura con los brazos.
–Lo…–le tapé la boca. Por esto procuraba no mostrarme triste en presencia de Edward.
–No te disculpes esto no es tu culpa, yo decidí hacerlo y esta es una de las consecuencias po mucho que me duela. Le sonreí y retiré mi mano de su boca. Inspiró profundamente y supe que estaba tratando de callarse todas las disculpas que tenía para pedirme.
– Tenemos correo. Dijo

– O mejor dicho tienes correo. Y me entregó un sobre. Esto se salía de lo corriente, ya que Charlie había tomado clases para aprender a utilizar el ordenador. Debía de ser algo importante.
Cuando leí el contenido del sobre casi me caigo de bruces. Era una invitación para la boda por lo civil de mi padre y Sue. En la carta me contaba que René iba a estar ahí y que esperaba que fuera ya que mi madre quería verme.
Al ver mi expresión de perplejidad Edward me quitó el papel de las manos rápidamente.

– Uf Bella, ¡me asustaste! Esperaba que fuera algo más grave. Y luego se rió.

– Así que Seth y Leah van a ser oficialmente tus hermanos. Felicidades. Y me besó la mejilla

.– ¿Quieres ir?
Lo asusté. Debía de hacerme a la idea de que la nefasta noticia de la muerte de mis padres llegaría de un momento a otro.
– No lo sé Edward, es demasiado arriesgado. Logré responder.
– Podríamos consultarlo con los demás. Negué lentamente con la cabeza aunque realmente me moría de ganas de ir, pero nunca se lo confesaría.
Tomó mi rostro entre sus manos y me miró a los ojos.

–Bella sé que quieres hacerlo. Odio tener que privarte de tus afectos. Podríamos intentarlo. Podríamos pedirle Charlie que sólo se lo diga a las familias y procurar que nadie más en Forks se entere.
–Sé realista Edward. Dije.

– ¿Cómo reaccionarían mis padres al verme? ¿Y a Ness?
– Te entiendo amor, yo me sentí igual cuando te conocí y me di cuenta de que te amaba, totalmente desolado, pero tú me aceptaste y todavía me cuesta creer que esto no es un sueño– sus ojos eran dulces cuando pronunció esas palabras.

– Haría cualquier cosa por ti y lo sabes. Asentí aún con la cabeza entre sus manos. Me besó antes de tomar mi mano para ir a ver al resto de la familia.
La casa Cullen era una réplica de la de Forks en cada ciudad en la que habían estado.
Eso me hizo las cosas bastante más fáciles con respecto a la adaptación.
La tranquilidad de la sala al entrar me dio la pauta de que Alice no había avisado nada de nuestra conversación, pero me lanzó una mirada elocuente.

–Necesitamos hablar con todos. Anuncio Edward en un volumen de voz normal pero supe que todos lo escucharían.

Rose y Emmet bajaron las escaleras y nos reunimos en el living.

– Hemos recibido correo de Charlie. Comenzó Edward

– es una invitación a su boda y nos pide que por favor Bella asista ya que su madre tiene muchos deseos de verla.

Pude estudiar con mi visión periférica las expresiones de todos. Las de Emmet, Jazper, Rosalie y Renesmee reflejaban sorpresa, mientras que las de Carlisle Esme y Alice sólo tranquilidad.
– En mi opinión es una idea de lo más descabellada. Susurré nerviosa, antes de que nadie dijera nada.
– Yo pienso igual que Bella ¿Qué es lo que esperas Edward? ¿Cómo crees que reaccionarán sus padres cuando la vean y noten que durante todo este tiempo no sufrió ningún cambio físico? las palabras de mi hermana me cayeron como cuchillos en el estómago, pero no eran más que la realidad. Contuve una mueca de dolor.
– He pensado que quizá podríamos decirle a Charlie y René que se reúnan con nosotros sólo en compañía de los quilleute y que no divulguen la noticia de nuestra llegada. Sugirió mi marido, aunque noté cierta cautela en su voz y también me percaté de que miraba a Carlisle; quizá se había dado cuenta tan rápido como yo en qué podía terminar todo esto: En la revelación de nuestro secreto a mis padres.

El sólo pensarlo me hizo estremecer.
–Hay que tomarse las cosas con calma. Dijo Carlisle

– Todo sería cuestión de saber que de verdad podemos confiar en que sus padres no lo divulgarán. Luego de decir esto me miró con gesto de disculpa.

– Bella, no me malinterpretes por favor, comprendo perfectamente como debes sentirte en este momento y no es que quiera desconfiar del juicio de tus padres antes de nada pero…
– Lo entiendo perfectamente Carlisle, no está sólo en sus manos esta decisión y sé que estoy pidiendo demasiado, déjalo ya Edward. Murmuré sintiéndome derrotada y tratando de ocultar la angustia de mi voz.

–Bella…suspiró y las palabras salieron forzadamente de su boca.

– Yo no quiero negarte la oportunidad de ver a tus padres, porque soy consciente de que quizá sea la última. Me miró con gesto de disculpa y me tomó por la cintura. Me guardé lo mejor que pude el dolor que sus palabras me produjeron.
–Yo estoy de acuerdo con papá argumentó Renesmee

– Conozco mejor que nadie los riesgos que esto acarrearía. Supe que en ese momento pensábamos en lo mismo: los Vulturis, pero si yo estuviera en el lugar de mamá, tomaría el riesgo para volver a verla ¿ustedes qué harían? Esto me tomó la mano y miró a los demás.
–Yo creo que si lo hacemos planeándolo cuidadosamente podría funcionar, podríamos pedir la ayuda de Jacob, después de todo por él Charlie pudo ir a visitar a Bella luego de que se transformara. Creo que podrá planteárselo. Argumentó Alice.
–Tienen razón Rose, podría funcionar. Le dijo Emmet.
–No lo sé. Dijo Rosalie.
–Rose, sé que tú piensas en el bien de la familia y que esto es un gran riesgo, pero ponte en el lugar de Bella. Dijo Esme.
–Lo sé, no es crueldad, sólo intento ser realista.
–Yo estoy de acuerdo en intentarlo. Dijo mi hija.
–Y yo. Dijo Alice

–Yo también. Dijo Emmet.
–Y yo. Dijo Esme.

Edward no se opuso y Carlisle aceptó, pero Jazper no estaba de acuerdo y yo lo entendía perfectamente, su principal temor eran las futuras represalias.
–Muchas gracias a todos, sé que esto es difícil. Valoro mucho su decisión y entiendo los motivos de todos. No podría haber conseguido una mejor familia que la que me tocó. dije emocionada. Todos me sonrieron y se acercaron a nosotros para abrazarme.
–Bueno, entonces creo que hay que realizar una llamada. Jake se pondrá muy contento dijo mi hija.
– Espera Nessy. Dije.

– Creo que sería mejor que tu padre llame a Jacob.
– Está bien. dijo en tono triste.
Nos encaminamos hacia el teléfono.
Edward llamó al móvil de Jacob, que contestó al primer pitido.
– ¿Hola? dijo con voz ansiosa.
– Hola Jacob, ¿Cómo estás? preguntó mi marido cortésmente.
– Bien, ¿le pasó algo a Reneesme? preguntó preocupado.
– No ella está perfectamente. Contestó Edward con impaciencia.
– ¡Hola amor! Estoy bien. Dijo mi hija acercándose al teléfono.
– Ah, bueno. Dijo Jacob más aliviado

– ¿Qué necesitas Edward?
– Tengo que pedirte un favor en nombre de todos. Comenzó mi marido.
– Ah, pues yo soy la amabilidad personificada. Bromeó Jacob

– ¿Qué necesitas?
– Que prepares a Charlie y René, porque Bella quiere verlos.
– ¿Qué?– preguntó sorprendido en un tono que era una mezcla de desaprobación y sorpresa. No puedes hablar enserio, han pasado casi siete años Edward ¡Siete!

– Lo sabemos Jacob por eso solicitamos tu ayuda. ¿Cooperaras?
– No sé qué es lo que esperan que yo haga. Dijo Jacob.
– Por favor Jake. Dijo Nessy

– Tu supiste preparar a mi abuelo para que viera a mamá la primera vez…
– Lo sé amor, pero esto es diferente.
–No planeamos ninguna estratagema Jacob, les vamos a decir la verdad. Dije.
Esta vez se quedó callado un momento.
–Eso es una completa locura, soltó mi amigo pronunciando lentamente cada palabra.

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