Capítulo 16    EDWARD     En la selva amazónica
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Llegamos de noche, tal y como lo habíamos planeado. No nos tomó demasiado tiempo adentrarnos en la selva. Bella y yo íbamos delante.
– ¿Entonces, le daré mi primer vistazo a la vida al aire libre? me preguntó Bella. No pude evitar sonreír ante la duda impresa en su tono.

– Porque supongo que no tienen también una casa en medio de la selva ¿O sí?
– Supones bien, pero no nos tomaría mucho tiempo construir una si quieres. le ofrecí.
– No, prefiero hacerlo al modo tradicional… no quiero darle a Emmet un motivo para que se burle de mí.
– ¿Por qué iba a burlarse? pregunté.
– Pues, dirá que nunca ha visto un vampiro tan delicado que tenga que vivir bajo techo todo el tiempo y ese tipo de cosas.
Hice rodar mis ojos.
–Bella, Rosalie es lo más delicado que puede haber…él no te molestará.
Eso la hizo sonreír.
Avanzamos varios metros más en silencio. Como siempre intentaba bloquear principalmente los pensamientos de Jacob para evitar enfadarme por las cosas que de vez en cuando le rondaban por la mente.
Pero yo sabía de algo mucho más placentero, que sin duda me ayudaría.
Me incliné y le hablé a mi esposa en el oído:
– ¿Te puedes quitar el escudo, amor?
Ella me miró a los ojos un segundo y pareció adivinar la razón de mi pedido.
Con una sonrisa hizo lo que le pedí y me sumergí en su mente.
Todos estábamos atentos a encontrar el efluvio de nuestras amigas, pero nos percatamos de que un desconocido se acercaba a nuestra posición.
–Edward. Me susurró Bella.
De pronto todos estábamos alerta.
–Lo sé, él también se ha percatado de nuestra presencia. les avisé.
El vampiro se detuvo a varios metros de nuestra posición. Lo reconocí al instante, era uno de los neófitos que Victoria había creado en Seattle hacía varios años. Sus rizos dorados le llegaban hasta los hombros y sus ojos eran de color carmesí.
No le llevó mucho tiempo hacer la relación y comprender quiénes éramos. Su grupo nos conocía como Leah el clan de los ojos amarillos Leah.
Leah Sabía que ese desgraciado nos había mentido Leah pensó.
– Espera Fred. Le dije cuando vi que se disponía a huir.
Esto lo desconcertó.
– ¿Cómo sabes mi nombre? preguntó.
Yo miraba al vampiro pero también me di cuenta de que Bella tenía los ojos clavados en mi rostro.
–Oh. Dijo Alice.
–Fred es uno de los vampiros que creó Victoria. Expliqué a todos y luego le respondí a él

– Bree me contó sobre ti.
–Victoria. Dijo con odio.
–Sí, ese era su nombre. Dije.
Frunció las cejas. Leah ¿Cómo es posible que Bree les hablara de mí?
– No literalmente, puedo leer mentes y ella me mostró sus memorias sobre ti antes de que los Vulturis la mataran. Le dije.
La tristeza cruzó por un segundo por sus ojos y vi el último recuerdo que tenía de ella. Leah Supongo que ya lo sabía .
– Todos murieron. Le informé.
– ¿Todos? ¿También Riley y ella? No es que me desagrade la idea. Dijo.
– Sí. Intentamos salvar a Bree pero no nos lo permitieron.
– ¿Por qué intentaron salvarla? preguntó desconcertado.
– Pues porque se rindió y Carlisle. Señalé a mi padre

– no vio la necesidad de matarla, tuvimos intención de que se quedara con nosotros…
– ¿Los Vulturis son los vampiros de capas negras de los que me habló?. inquirió Fred.
Apreté los dientes. Esto me metería en problemas. No le había dicho nada a mi familia sobre mis descubrimientos de ese día, sobre todo para evitarle un mal trago a Carlisle. Pero estarían en todo su derecho de enfadarse conmigo.
–Sí. Respondí.
Él asintió una vez.
– Bueno, debo irme. Adiós. Y salió disparado hacia la ciudad.
Todos me lanzaban miradas acusadoras cuando quedamos solos.
– ¿Hay algo que debas contarnos? preguntó Carlisle
– Pues… ya estaba hecho. Estaba nervioso por lo que las palabras salieron rápidamente de mis labios.

– Bree y otro vampiro siguieron a Riley cuando fue a encontrarse con Victoria. Los Vulturis llegaron para interiorizarse sobre lo que estaba pasando en Seattle. Jane les preguntó si sus planes tenían que ver con nosotros y cuando les respondieron que en efecto así era, ellos les otorgaron un plazo de cuatro días para actuar.
Los rostros de todos se endurecieron.
Tal y como había imaginado Carlisle estaba bastante decepcionado. Pero no me arrepentía de haberme guardado el secreto, esto era algo que yo había adivinado desde que estuve en Italia, ellos querían diezmarnos, y nuestro último enfrentamiento había debilitado aún más los lazos amistosos entre ambos aquelarres.
–Debemos continuar. Dijo Rosalie y todos reanudamos la búsqueda.
El respeto que Jazper les tenía también se había debilitado, pero podía ver su temor ante un próximo encuentro con ellos. Su miedo era un reflejo del que yo sentía aunque no se lo confesaría a Bella, aunque quizá ella ya lo hubiera comprendido. Quizá había entendido que aunque sus padres murieran, los Vulturis querrían matarnos, ya nos tenían señalados, sólo esperaban un error y ya lo habíamos cometido.
Mi hermano silenciosamente borró mi tensión y volví a concentrarme en mi tarea.
–Me parece que son ellas. Dijo Carlisle de pronto

– Hacia el oeste ¿lo sienten?
–Sí creo que son ellas. Agregó emmet.
Leah Creo que tienes algunos problemas hermano. pensó Jazper.
Hasta ese momento no me había percatado de que Bella ya no me tomaba de la mano, ni siquiera me miraba. Parecía enfadada. Fingí no darme cuenta y me encaminé como todos al encuentro de las vampiras.
– ¡Qué alegría volver a verlos! dijo Senna.
– Lo mismo digo, se regocijó Carlisle.
– Oh, veo que la amistad con los lobos sigue tan firme como siempre. Dijo Kachiri sorprendida.
– Sí así es. Nessy y Jacob están comprometidos. Les dije.
– Oh, pues sí que has crecido rápido Ness y te has puesto hermosa. Le dijo Zafrina

– Veo que ya no podré entretenerte solo creando imágenes mentales. Dijo y ambas rieron.
Luego de un intercambio de noticias de ambos aquelarres comenzaron a dispersarse pero las conversaciones continuaban.
En un momento en que nos quedamos bastante apartados de todos decidí que era momento de hablar:
– ¿Bella?
– ¿Mmm? sólo dijo pero no me miró, fijó la vista en el espeso follaje selvático.
– Estás muy enfadada conmigo ¿verdad?
– No lo sé. ¿Tú qué crees? su tono era distante

– ¿Tengo motivos para estar enfadada?
Maldición. ¿Qué le diría ahora? No había excusas por haberle ocultado aquello.
–Sí pero…
– ¿Pero qué? me miró con ojos duros y penetrantes. No pude sostenerle la mirada.
Suspiré.
– Lo siento. Sólo pude decir

– En ese momento no te lo conté para no preocuparte, pero realmente no tengo excusa para habértelo ocultado todo este tiempo. Tienes toda la razón de enfadarte conmigo.
– Bien, pues estoy enfadada ¿Se te ofrece algo más? Tengo bastantes kilómetros que recorrer conociendo este hermoso lugar. Planeaba hacerlo contigo, pero como están las cosas, creo que se lo pediré a Alice ¿Qué te parece?
–Bella… ¿qué tengo que hacer para que me perdones? pregunté deprimido por su tono desenfadado.
–Podrías empezar por cumplir tus promesas ¿Qué te parece eso?
–Lo siento, repetí mirándola intensamente y acaricié su pómulo suavemente. El hecho de que no me rechazara fue un alivio.
Ella soltó un bufido y se mordió el labio.
–Eres increíble, un monstruo. Quiero estar enfadada contigo. Quería aplicarte la ley del hielo por lo menos un mes. Sonrió

– Pero no puedo.
Sonreí con todas mis ganas y me acerqué para besarla.
–Y tú sabiéndolo aceptaste unirte a esta criatura tan horrible. Le dije y soltó una corta carcajada.
–Tienes que contarme el resto de la historia. Me dijo y comenzamos a caminar.
–Leí la mente de Bree durante todo el tiempo que estuvimos en el claro.
Como sospechábamos ningún mimbro de ese ejercito conocía las reglas.
Como ahora sabes lo más importante para un neonato, luego de la necesidad de saciar la sed, es el instinto de conservación, y a Bree le funcionó bien.
El vampiro con el que nos encontramos, Fred, tiene un don de lo más particular. Si quiere es capaz de hacer que no puedas pensar en él, y también es capaz de hacerse invisible. Hace que sientas nauseas, sientes un terrible malestar. No creí que eso fuera posible en nosotros. Bree lo había descubierto y se escondía tras de él en un intento de pasar desapercibida.
Diego era un vampiro bastante más maduro que ella. Riley acostumbraba a mandarlos en grupos de caza y lo ponía a la mando, allí se conocieron.
En el claro, ella sólo quería dar la impresión de no entender nada de lo que estaba sucediendo, pero como ya dije, había seguido a Victoria junto con Diego, ya que sospechaban que algo extraño se estaba cociendo.
Una vez que lo hubo averiguado quiso escapar, pero no quería dejar detrás a su amigo, lo esperó, pero él no regresó. Lo mataron, supongo, más bien estoy seguro porque no lo vi en los pensamientos de ninguno de los nuestros durante la batalla.
Bree fue al claro esperando encontrarlo allí y como no lo hizo, se deprimió. No quería luchar, se había dado cuenta de que todos habían muerto y ella quería morir.
Se rindió a Carlisle, pero Jazper no estaba para nada de acuerdo con dejarla vivir, porque temía que los Vulturis lo tomaran mal, y creyeran que nosotros también habíamos creado nuestro ejército para defendernos.
Aun así accedió a condición de que lo dejaran vigilarla.
Recuerdo que me costó mucho mantener la expresión controlada cuando me di cuenta de que ella los conocía.
No dijo nada. Se lo agradecí profundamente, y me contó toda la verdad en su mente. Estaba agradecida de que hubiéramos matado a Victoria y a Riley.
–Pobre, sólo dijo y luego de una pausa agregó

– Pero entonces los Vulturis sólo están esperando la oportunidad de acabar con nosotros… No es que no lo supiera pero…
–Lo sé amor. Ya lo había adivinado…
– Debemos estar listos. Debemos prepararnos, pedirle a Jazper que nos enseñe todo lo que sabe, que nos prepare para luchar. Dijo con voz apremiante.
– Cálmate Bella, así lo haremos. Pero no ahora. Sólo serán unos meses, si es necesario apresuraremos la boda de Jake y Ness, pero estaremos listos. Lo juro.
–Edward… susurró con preocupación. La silencié con un beso.
–Todo estará bien no te alteres, se lo comunicaremos a todos al volver a Forks y comenzaremos a prepararnos. No digas nada, por favor– pedí.
Tenía la mirada perdida. Lamenté el encuentro con el vampiro en lo más hondo de mi ser y me cerque para abrazarla.
–Les he dado la excusa perfecta… dijo en un susurro apenas audible. Supe lo que estaba pensando y maldije en mi fuero interno.
–Shh, no pasa nada. Todo va a estar bien. Confía en mí.. le sostuve la mirada en un intento de calmarla. Escondió la cabeza en mi pecho.
– Definitivamente la muerte me persigue, ni siendo inmortal puedo escapar de ella. Negó con la cabeza

– ¿De veras aun crees que encontrarme fue lo mejor que te pudo pasar? preguntó.
Gruñí.
– Por favor, no digas estupideces. Dije enfadado

– Más bien es al revés.
–No.
Escuché a Rose acercarse a nosotros y le di un apretón a la mano de Bella.
–Emmet y Jazper han localizado una anaconda. Comentó

– Y quieren un público para hacer alarde de sus habilidades, puso los ojos en blanco y Bella sonrió.
La seguimos y no nos llevó demasiado llegar a un río donde emmet estaba sumergido hasta la cintura y sostenía por la cabeza al animal. Debía de tener al menos ocho metros de largo y cincuenta centímetros de grosor.
– ¿No es hermosa? preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

– Miren. Dijo y sin esfuerzo la levantó sobre su cabeza. La serpiente se retorció y se sacudió y el la dejó caer una vez más en el agua con un fuerte chapoteo.
Bella rió y yo hice rodar mis ojos.
– ¡Oh! dijo de pronto. El animal se le había enroscado en la pierna. Se rió.

– Es fuerte ¡Qué divertido!
– Vamos. Le dije a Bella

– Conozco un lugar para ver pájaros, te va a encantar, le guiñé un ojo antes de decir

– Dejemos al niño jugando en la bañadera, Rose lo cuidará ¿No es así Rose?
–Yo me ocupo. Dijo ella siguiéndome el juego con una sonrisa.
– Sí, muy gracioso. Dijo mi hermano en tono agrio y me reí.
 

 

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